Conformistas y distraídos


Había entendido mal el amor, y apenas me daba cuenta. Claro, no les digo que no haya amado, ni que amé mal, pero… había entendido mal el amor.

De repente llega alguien que te encuentra en el vacío, que te pone en la cuerda floja, que te atrapa y te da libertades, quien te dice los pecados a la cara, te pone las cartas sobre la mesa y no abandona el juego. Llega alguien que cuestiona el amor y te saca las verdades de los ojos, te pide razones para espantar dudas, le sonríe a tus lágrimas y las refugia en su corazón.

Es cierto, seguramente muchos lo piensan, siempre fui muy inestable, pero puedo enfrentar el futuro ahora, puedo estar segura de mi corazón, puedo ignorar todas las voces, puedo alejarme del mundo, puedo entender a mejores puntos el amor.

Siempre pensé que en la vida vivíamos dos amores, los catalogaba absurdamente como “el amor de mi vida” y “el amor para mi vida”, actualmente no le encuentro a esa lógica ni pies ni cabeza. Además me atreví a juzgar a todo aquel que prontamente llegaba a amar, me burlaba pensando que eran ellos los que no entendían el amor, que lo aligeraban y lo envolvían en tanto sentimentalismo y ratos de emoción, que le quitaban razón y peso a lo que pensaba que era en esencia, amar, yo que no me atreví a decirlo porque sería escupir para arriba, que me privaba libertades y gratitudes de ser una adolescente que sintió y calló el amor.

Había entendido mal el amor, creyendo que el amor de mi vida era un pasado que iba a querer siempre, que entregarme con los brazos abiertos marcaría indeleble un corazón, había entendido tan mal el amor y me cuesta creer que me tomó tanto tiempo éste significado,  y apenas me daba cuenta que mis primeras veces fueron tan pocas (a veces, tan poco), lo supe a ciencia cierta cuando me preguntaron cómo fue mi relación y conté una ruptura. Y ¿Qué había sido mi vida sino un punto de migración, de mientras tantos, de intentos fallidos y conformismos escondidos en el “qué importa el qué dirán”? Me tomó tiempo entender que al amor no le importa el reloj, se burla del tiempo, desbarata teorías… pero claro que había entendido mal amor,

si es que

Él

no había llegado a mi vida.