Ahora que has presionado la tecla play
Me notas bajándole el volumen al silencio y un poco la cabeza para no decirte lo que siento, eso de que me das la vida cuando me matas y que aunque perdió sentido un despertar sin ti, aun me acunas en tu maleta, la aventurera, donde viajan contigo los últimos abrazos, los “yo sabía”, las rabias, los si y los no, lo que sentís en mis brazos y todo lo que te he puesto de cabeza; lo que me juras que no querías y que ve donde te tengo y que ve como te tengo…
¿Qué lado del polo somos? Y no hablo del norte, sino de las leyes de atracción. Que seguro lo mas cierto que tenemos es lo negativo en los ojos, los movimientos y los presentires naturalmente derivados de nuestra única mutua atracción, lo que “por si acaso” me decís claro y desenmascarad que sentís.
Tomemos el riesgo de cenar una vez más, de contarnos historias bíblicas, de pelearnos, de deleitarnos –tú leyendo, yo de oyente- y de enredarnos de todas las formas que nos permita la permita la ternura. Dejá de lado la pregunta que nace de tu necesidad de mí, y pacientemente convencéte de lo que a pesar de ambos, vendrá, que bien se ha dicho, aunque queramos, lo mejor es no dañarnos pero sobretodo que bien se ha sentido cómo aunque me matas, te he vivido.
Dejáme subirle un poco el volumen a este silencio mientras busco la cabeza que he perdido por ti, porque de todas maneras somos del otro el factor desencadenante sin ningún tipo de atajo más que el aliento.
0 Comentarios