Lejos de Ecuador


Me traicionó la vista, era un tamaño diminuto, piel de color perfecto y contextura exacta a mis abrazos, cabello rubio y mirada hacia arriba. 


Casi dibujé rulitos en mis manos pero en lugar de eso seguí la misma acera de siempre porque pese que estoy en dos sitios a la vez ésta no fue más que una proyección rebeldemente escapada de mi pecho y no hay siquiera en tiza una bendita línea pintada en éste suelo donde estoy 
sin mi hemisferio.