“HA”…


Vivir con la incertidumbre de mi pecho cargado, con el andar derechito y el dejar para mañana lo que le toca al lunes. 

Y me pregunto tristemente ¿Cuándo llegas para conversarnos la vida? Hasta en la sombra siento que se me va agotando el existir en tu ausencia que hasta el sonido de tus uñas en tus piernas se me sembraron como eco en los oídos. 

De descaro retomaré la oración para pedir en nombre del propio verbo de la fe, que tengas un pasaje de vuelta al balcón donde temblamos de frío. Ya no sé si muero o vivo en la verdad de ser la pólvora, que bien es cierto que te sirvo además de refugio al obviar la falsedad de que no estaré aunque lo siga cantando con el paladar arrugado de añoranzas. 

Así que empaca todo tu ser hasta dónde te alcancen las manos y te prometo hacer de aegyo hacia tus pupilas.