Rifando numerito
A esta hora de
la noche de cualquier fin de semana quizás estaría en tu casa con nuestras
bocas parlanchinas y con los ojos –como diría mi mamá- tiesos, o estaríamos
justamente paseando a mi perro y quizás tu repitas “esa obsesión tuya por los
rines es rara” y vuelva yo a reír ante lo que no puedo refutar. No me imaginé
en esta necesidad de escribir cada vez que te pensara más de la cuenta, pero
para suerte tuya ésta vez no te haré leerme mucho, y para molestia tuya tendrás
que dar las gracias por eso a un par de perros des edificio de al lado que con
sus ladridos me despertaron del breve estado vegetal que apenas fui. A pesar
mío admito que lo único malo de privarte el destiempo de pasearte en mis letras
es ese pequeño dolor en mi pecho que no sé muy bien de qué va pero para no
ahogarme en respuestas perdidas permite que por ésta vez atribuye a ti ésta
pena, y deja entre tus manos mi excusa más barata como punto de retiro.
0 Comentarios