Más blanca
Anoche me
dijeron que no temiera lo que pedí, que mi cuaderno es todo mío y que no seré
invisible.
Anoche no quise aceptar que no seré invisible, porque sé que aún
teniendo un ser todo omnipotente, lo que si no me va a dar él es cobardía; me
tiene más bien andándome con las manos en la cabeza como para evitar este
caminar con la frente en alto, como Él mismo me la puso, pero no tengo
suficientes fuerzas. Eso de ir contra el viento y a contracorriente nunca ha
sido lo mío, lo mío es eso de no llamar mucho la atención pero obtener de vez
en cuando vistos buenos, antes de querer esto de ser invisible hasta la sombra,
porque quiero andar por ahí para mí misma completa, aún si las cosas ocultas
del corazón me llegan a nacer desviadas, tomarlas y meterlas en el carril en el
que solo yo transito sin siquiera soles ni árboles ni nada que me pueda ver
mientras no soy invisible. Sin redes, distante, oculta, pequeña, azul y casi,
casi invisible.
Y no puedo sino
confiar en las alas que sostienen el tiempo. Conozco del negro al naranja y le
llegué temer al vacío, pero anoche me dijeron que no temiera la opresión, que
mi herencia en toda mía y que no seré avergonzada. Anoche me acepté lejos del
temor porque no seré de nuevo el camarón que se duerme ni seré para mí misma
completa, que no hay doble vías en mi corazón y el sol seguirá saliendo para
iluminar y hacer crecer este árbol plantado junto a corrientes de aguas que no
dejará ni de dar frutos ni caer sus hojas.
Anoche me
dijeron que no temiera mi futuro sin redes, distante, oculta, pequeña y casi,
ya casi, nieve.
2 Comentarios
Seguí.
ResponderEliminarLo intento, Rosana.
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