Una porción concedida
7 de Marzo; un día que iba bastante corriente y normal,
hasta que todo se volvió marrón.
A la orilla de unas olas garabateadas,
con el baile perfecto de la espuma justo luego de chocar su limite,
con la sorpresa de 5 letras en una roca, dónde se sentaban cómodamente aquellas dos palabras,
con una luna oculta que miraba sonriente el salto de la lluvia,
y con un viento coordinado para desordenar cabellos.
Con la gratitud en cada pestaña,
con los recuerdos en cada temblor,
y con un frío que apagó luces.
El mar acercándose cada vez más a mis zapatos, pronunció, así de bajito, las palabras que nadie mira; y el viento se pintó de un color que nadie palpa.
Y de camino a casa, la velocidad siempre da miedo, esa velocidad que pintaba el viento de punticos rojos; pero la dilación me hacía ver a un lado, cerrar los ojos,
y seguir agradeciendo el
7 de Marzo, un día con un viento bastante corriente y normal,
hasta que lo respiras.
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