Cobarde
La oscuridad comenzó a hablarme
cuando ya estaba cayendo,
entonces abrí los ojos
y con los poros atentos,
con la esperanza aburrida
y con la sangre ardiendo,
la escuché susurrándome
como una canción a lo lejos,
par de frases que confundieron
y despertaron mi cuerpo:
-No se esclavizan las palabras;
salen sin prisa, sin tiempo;
-No soy tu voz, soy tu eco,
apaciguando tu tormento.
Para cuando abrí las manos
mi noche salió corriendo,
no dejó huellas ni cenizas,
sólo un juzgante silencio
y viéndome el alba encima
exclamé con descontento
-Oscuridad, ahora te entiendo,
no hay delator como el tiempo.-
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