Una versión masculina,
 es mucho más que eso.

Mi versión masculina y única de la conciencia.

Y no se trata sólo de cambiar la "A" por la "O", es mucho más que eso.

Es que de repente me diga "Me gusta mucho conocer nuevas personas, bueno, cuando son así como tú". Cuando ni yo misma sé cómo soy.

Es que sin tanto protocolo, entre a mi vida, confíe en mí y se atreva a contar su historia, su miedo, su gusto.

Sin embargo es mucho más que eso. Es que me haga sentir su afecto, es que aunque no esté, está; del otro lado de la pantalla, pero estando.

Del otro lado de la pantalla, leyéndome, escuchándome, queriéndome... hasta abrazándome. Y sigue siendo mucho, mucho más que eso.

Mi versión masculina y única de la conciencia. La que nunca aburre, la que nunca está sin palabras.
La que aplica eso que dicen que "No se trata de entenderla sino de aceptarla"; y me acepta.

A veces insoportable, a veces inestable, a veces, tantas veces, agradable.
Apropiable.
Apreciable.
Entrañable.
Adorable.


Espero que lea esto en voz alta, para que la siguiente interrogante encaje.
Y es que
¿Quién iba a pensar que escuchar nuestra conciencia sería tan bonito? Así que hable.

Mi versión masculina y única de la conciencia.
Que de repente me dice que, al menos por una noche, de alguna forma, soy yo quien lo complementa. 

Y por eso repito, que no se trata sólo de cambiar la "A" por la "O", es mucho más que eso...

Es que cuando le pregunte
¿Cuál es el pretérito perfecto simple de éste verbo?
Sólo espero que responda diciendo que somos un verbo




sin pretérito.