Algún miedo, cualquier miedo

Ya no recuerdo desde cuando recuerdo el miedo.

En primaria, a veces tenía miedo de estar adelante.

En secundaria, a veces tenía miedo de quedarme atrás.
En la universidad, viví todo el tiempo haciéndome la loca con respecto al miedo... claro, hasta que se plantó frente a mí.

Y es que, aunque pase toda etapa, no dejo atrás el miedo.

-Tontería- podrás decir.
-Inseguridad- lo podrías llamar.

Y es que, sea como sea, cualquier cosa que aparece, desaparece.

     cualquier persona que llega, se va.
     cualquier acto, deja de ser.
     cualquier palabra se vuelve indecible.
     cualquier globo explota.
     cualquier bolsa vuela con el viento.

Ese, es el miedo.


Quizá no entiendes, y a mí simplemente no me dan ganas de explicar. Porque sé bien que a ti no te dan ganas de entender; de leer, de escuchar.


¿Y qué? Ese no es el miedo.


¡Ay, es que no sé cómo continuar!

Seguro has tenido miedo, ¿Sabes lo desesperante que se siente sentirlo?
Imagina que sea así todo el tiempo.
Imagíname siendo un miedo.
Y es que lo soy, un miedo andante.

Me daría miedo no andar con miedo.



Porque a veces...
A uno le da miedo el si, y el no.
A uno le dan miedo las preguntas, y las respuestas.
A uno le da miedo soltar, y retener.
A uno le da miedo la cercanía, y la distancia.
A uno le da miedo conocerse, y desconocerse.


A unos les da miedo una cosa, y a otros, otra.

¿A mí? A mí sólo me da miedo.
Quizá no entiendas.

Me da miedo ser de todos los colores; y me da miedo querer de repente ser uno sólo.


Me da miedo ser un miedo andante; pero me daría mucho más miedo dejar de andar.



Quizá tú entiendas.
Ese, es mi miedo.