‘La atención
nos revela
que el
silencio tiene Silencio
su propio
dinamismo’
Muchas veces queremos escuchar el
sonido del silencio, pero pedimos palabras a gritos, y hablamos, y hablamos,
pidiendo, y no nos detenemos a escuchar. Un día callé, sumergiéndome en el silencio,
y fue ahí cuando realmente escuché, cuando realmente me escucharon.
Para escuchar, primero hay que
callar. Vivimos pidiendo palabras, haciendo preguntas, rogando por respuestas;
vivimos gritando, pero debemos ser pacientes y abrir nuestros sentidos,
aprender a oír más allá del oído; más que oír debemos saber escuchar, con
nuestros ojos, con muestras manos, con nuestro corazón.
Escucharte a ti mismo, buscar las
palabras en el silencio de tu interior, en el laberinto vacío de tu mente;
busca fuera y dentro de ti.
Cuando hablas todos escuchan, y
pocos te entienden, pero cuando callas, pocos escuchan, y mayormente, nadie
entiende. Callamos por no saber plantear o expresar nuestras ideas, nuestros
sueños, nuestros deseos, nuestros sentimientos, o por el simple hecho de que
sólo el silencio puede expresar tal cosa. Callamos porque nos damos cuenta que
hablamos mucho y no expresamos nada; pues bien sabemos que la fragancia de una
rosa no tiene sentido, por muy bella que sea su descripción. Y también sabemos
que todos esos deseos, sueños y sentimientos que guardamos entre los silencios,
alguien los siente, los conoce. Alguien los entiende, y es alguien que valora
más las palabras que susurra tu corazón, que los gritos que salen de tus
labios.
Ese alguien es Dios; no hay
silencio que él no entienda, tristeza que él no sepa, amor que él ignore, ni
lágrimas que no valore. Así como nos llena de gritos, nos llena de silencio;
como nos llena de angustia, nos llena de paz; Y como nos llena de preguntas,
nos llenará de respuestas.
Quizás hemos estado por mucho
tiempo con la vista al cielo, sin darnos cuenta que Jesús ha bajado y está a
nuestro lado, con nosotros, y ¡Tan cerca! Más cerca que el aliento, que el
latir del corazón. Solo hay que meditar, sentirlo y ‘escucharlo’. Busquemos
escucharlo en el viento, que de la misma forma que hizo girar nuestras palabras calladas hasta llegar al cielo,
volverá con murmullos del color de la voz de Dios.
“Hay un ángel que vela por
quienes saben reír frente a la miseria”, así que aprendamos a reírnos de lo por
venir y no a lamentarnos del proceso; Porque el mismo Dios que te ha hecho ver
muchas angustias y males, volverá a darte vida; aunque ahora seas sólo
“silencio”.
Salmo 4:4 “Meditad en vuestro
corazón, estando en vuestra cama, y callad”.
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