Desde mi ventana
“por todas partes en el suelo, he visto alas de golondrinas”
¿Recuerdan las golondrinas del poema de Bécquer?
Las que se bautizaron testigos de la hermosura y la dicha,
las cómplices de un amor del que se aprendieron los nombres.
Se descolgaron las alas cansadas y huyeron, lo supe cuando releí el poema y noté que ya no estaban. Entonces cerré las manos para alargar vida a las hojas
y para descoleccionar trozos, grietas, otoños.
Encuentro mi brújula, reajusto mi norte, renuevo los deseos a mis estrellas eternas,
viendo las promesas ya cumplidas colgadas en la pared, clono la fe y me asomo a la ventana para ser testigo del amor del aposento, cerrada la puerta.
¿Recuerdan las golondrinas del poema de Bécquer?
Encontraron otro amor
impresionante y digno
y también se rindieron
ya saben su nombre.
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