Antes de tiempo

Me creció el antojo de tocar tu mano y me agarró espantosamente por sorpresa, no entendía el por qué ni el por qué no me lo pregunté; quedé justo a centímetros de ti, lo suficientemente cerca para ver cómo se colaba un punto blanco entre tus pestañas y quedé agradecida del dominio de mis manos, las que siempre tiemblan incluso cuando tú prestaste las tuyas como base y dijiste "Ya no", con esa sonrisa que de solamente verla al final de tus ojos, se roba la mía.

Algo me decía "Dile que no" pero mi desánimo decía "Dale, mejor que si" y cuando menos lo esperé, alcanzaste mi mano,
fue el movimiento
el momento
el roce justo
como un "Todos estamos juntos en este Titanic"
y el beso con el que adornaste mis nudillos fue como la melodía de los violines que aún hundiéndose, los músicos seguían tocando.

Sin embargo yo preferí quedarme al alcance de la puerta, como si realmente pudiera o quisiera escapar, tan encerrada en mí misma que no había más salida de emergencia que sonreír ante lo que tú creíste que era tu chiste malo, pero la verdad es que terminó siendo la fe que le diste a mis labios

y el deja vú llegó justo a tiempo
vestido de esas preguntas que terminan con un "Decime la verdad"
y me cambio el peinado
y espero que no me tiemblen los labios
y que no me pidas que te mire a los ojos,
justamente a mí, que nunca he sabido respetar las normas del buen hablante aunque sea una buena oyente
y espero que el azúcar me sirva de excusa para escaparme de ti
ya que de mí


no pude.