Que me perdería


Padezco la misma agonía que tú, tengo disturbio en el pensar y tristeza en el pecho.

Padezco el mismo miedo obstinado que tú, tengo la valentía rota y la cobardía en carne viva, porque sí, nunca lo he negado, tengo una vida con anhelo de eternidad a tu lado.

Sigo esperando desganada si se deshoja el último pasado en mis manos y recorro una vez más tu rostro a detalle y muevo el pulgar derecho por instinto; te extraño en todas partes tan inmediblemente que el corazón me despierta tres veces por noche. Sobrellevar los albas me cuesta aún más cuando sigue amaneciendo un cielo con la luna intacta y vacío de todas las estrellas que sembré en tus ojos.

Soy la barajita repetida, la fe con más vidas que un gato, la que equivoca los perdones y la que desacredita el orgullo cada que te canta como hobbie a voz bajita.

He buscado y por más que lo intento todos los sinónimos de reemplazamiento pierden sentido porque he llegado a creer que todas mis páginas en blanco ya las has enumerado, día por mes, mes por año, a destiempo rezo porque te guardes el corazón mientras se me deshace la lengua cuando muero por besarte pero no te alcanzo, y se me moja la piel por éstas venas que te lloran sin defensa.