El mar tiene mil fronteras
Hoy se nos fue un poco de las manos
el no vernos
la paciencia recién nacida
la fé.
Hoy te odié y te dió por dormir en medio de la libertad en la que coincidimos.
Me ocupé para no insultarte en voz alta y para quererte después como si nada
como sin distancias
como si no hubiese subido la marea
como si la mansedumbre y el tiempo no se nos haya ido un poco de las manos.
Y nos corrijo, mi vida
la que me dices tuya
la que te siento mía
en la que pretendemos otorgarnos el sentido de pertenencia de las olas que alcanzamos apenas a la orilla sabiendo en todas las ciencias ciertas que la corriente se mueve siempre adonde se le da la gana.
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