Nada que me salve
He intentado
toda la mañana escuchar algo que se adapte a tu pronta ausencia. Escuché desde
la poesía hasta un sinfín de baladas, llegué hasta un tema de Sabina magistrado
en voces de Alborán y López y reproduje más de una vez una de Dazán y no
encontré nada más que necesidades. No has logrado definirte aun ni en los
acordes debajo de mi lengua que tanto quiere abrazarte tal cual mis piernas que
le son desconocidas a tu cintura.
Me atreví sin
pesares a derribar tristezas y armar una a una las mejores maneras de amarte
con los dedos y con los años que te imaginaste a mi lado.
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