Como quien dice “en el espíritu”
Amor, la niña quiere bailar, lleva ya rato llorando, máma le explica que primero van a comer y luego bailan, pero ella sigue diciendo
“báilar, báilar, báilar”
está muy chiquita aun para aprender los acentos.
Yo estoy en el cuarto escuchando lamentablemente paciencias perdidas y buscando un refugio.
Comenzar y acabar junto a ti
los días, me ha terminado de nuevo en la rutina hogareña y no tengo ya ni idea de qué hacer cuando te marco y una voz femenina me dice que intente más tarde decirte lo que tengo atragantado en el pecho.
En su lugar, intento desdibujarte de mi semblante para que nadie te note en mi mirada y ya casi llego al límite,
amor,
y la niña sigue llorando
al fondo de mi susurro.
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