Resentimiento
Lo tengo todo,
absolutamente todo hecho un montón casi listo para salir pero no sé si es que
no encuentro cómo desahogarlo o si sencillamente no te quiero dejar ir de mí,
pero he visto tus ojos de nuevo y me he encontrado en tu mirada, me he
encantado en tus pestañas que nunca se marchitan y he estudiado tu cabello como
siempre me gustó que lo llevaras, y me quedé ahí, teniéndote sin atreverme a
tocarte y con la seguridad de que mi corazón aún despierto latió a la misma
velocidad que en nuestras vidas, cosa que tú notaste justo antes de esa sonrisa
tierna que vino después.
¡Pero qué manera
ésta de despertar! De seguir viéndote vestir tu piel color rubio barniz en mi
propia escala de matices y quedarme ahí sin poder tenerte… por lo menos una
eternidad, por lo menos con vida; no pido más. Me sentí tan real y completa en
tu mirada y temblando de ternura en tus manos que a pesar de saber que llevo 38
horas muriendo por un sueño, es en él mismo donde elijo vivir.
A estas alturas
¿De qué me sirve
latirte?
¿De qué me sirve
temblarte?
¿De qué me sirve
decir que sí, que ojalá sí, que creo que ésta vez sí?
A estas alturas
ya ni siquiera hay respuestas, a estas alturas ya no me importa la manera en
qué, sino vivir mi vida contigo, o vivirte conmigo, que si eso es lo que nos
queda, hoy, me quedo. Porque le pintaste un color indefinible a mi alma, porque
te quiero más allá de la vida, porque la vivo resentida con la muerte, porque
duele igual tenerte
Y no tenerte.
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