Que sientas
Que yo lo sueñe
y que luego tú me lo digas como un sueño que quieras cumplirme tratando de
dibujarlo ajeno a tu propio deseo justo antes de ofrecerte mis rodillas para que estés completo y sonrías, y te acepto dejar la luna en su sitio para que
acurruques junto a mí tus latidos. Me canto que falta muy poco para lo que te
encierro en ocho segundos mientras me cubro del frío la impaciencia porque de
verdad espero que abras los brazos y despeines mis pupilas.
Día y noche casi
velando como pocas veces, ora mi yo –la que siente- porque sientas mis besos
literarios si no te tengo cerca, y esta matemática que nos divide me llevó a
restar un mes a mis ganas y sumar relojes a mi resignación. A mis 25 soy la
criatura de 16 años viéndote vestir una franela negra y una sonrisa hermosa
cuando cierro los ojos dándole vuelta al cassette.
Y sin intención
de disgustarte me desmantelo y ya no me importa redescubrirme ante ti a los
ojos de quien sea y que si esta vez también te quieres creer solo la mitad de
mi sentir, que sean estas palabras que son –en todos los tiempos- ciertas y que
son indivisibles estas venas por las que dicen que corre todo
Mi mal
Mi pasado
Mi frio
Mi deseo
Mi presagio
Mi ternura
Mi sueño
Mi amor
Y mis intentos
De que te des
cuenta… que no eres precisamente la nutella derritiéndose en mis muñecas que
sigue corriendo como tú en mis líneas.
Que te leas
Que te
encuentres
Que –por tu
pecho- por fin lo hagas.
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