Una parte de mi vida

Me lo decía a mí y se lo gritaba a él; pero no, él no escuchaba.

Gritaba en mi cabeza, gritaba el titubeante corazón, ahí, como tartamudo.

Hablando de mudo, así le gustaba estar a él, así se prefería.
Hacerse el ido, a conveniencias; pero si, él si vio el grito; él se sobresaltó ante ese grito, que anunciaba que ya llegaba el momento de desmantelar lo inconcluso, y tembló. Tembló en sus uñas, y en su mandíbula apretada, él lo sabe.

Muchas preguntas, muchas, para una persona "ida", pero la mejor parte, es saber que no estaba ida, ante nada. Porque lo escuché: lo escuché en sus sonrisas, en sus intentos de ponerse serio y lográndolo, a veces. Sobretodo, sobre cualquier sonido, estaba ese, el de las sublimes arrugas de sus ojos.

Pensando en una película, creo que el amor puede hacer milagros. Y soportar lo que somos, es un milagro. Pero la mejor parte, es sentir tu milagro.
Tu pedacito de milagro.

Es tan perfecto llegar justo hasta dónde está cada latido; es el único momento donde puede estarse mudo, si él quiere; menos allí, donde me gusta colocar mi mano, donde me encanta poner mi oído.
Donde prefiero vivir, de todo sus silencios.

Y es allí donde te das cuenta...
Que no es comenzar y acabar temas, no es soltar, ni amarrar, no es pasar páginas, ni es estar de más. No es no valer la pena, no es no servir de nada.

Porque sirvió, y él lo sabe, lo notó. Aunque se vuelva a hacer el ido. 
Aunque yo no lo prefiera ido, sino que lo prefiera aquí, como él sabe. 

No me lo decía a mí ni se lo gritaba a él, pero el sintió cuando acaricié las palabras.
Porque no nos hemos soltado, porque podemos seguir así.
Porque sé, y espero que él entienda, que a pesar de todo (Lo poco, lo mucho, la nada), así, Dios lo quiere.
Porque Dios sabe, Él sabe.

La mejor parte, es que se haya dado cuenta de qué manera se unió el lazo. 
Y sobre dar, o sobre cuentas, la mejor parte, por esta vez, es que olvidara: 
que se olvidara de hacerse el ido,
que se olvidara de hacerse el mudo,
que se olvidara de postergar... para mañana, para luego, para cuando se pueda.

Una parte de mi vida no la puedo contar aquí... pero puedo contar de 3 a 6.
O contar los recuerdos, las preguntas.
Contar las veces que dije "no", y él seguía, a cada tanto, haciéndome cosquillas.
Contar las veces que se apretaba más a mi abrazo.
Contar cada cabello contento por su roce.
Contar el eco de su beso en mi coronilla.

Podría contar tanto que te cansarías de leer.
Contar las veces que le dije que se fuera, sin desamarrar mis brazos, cómodos a su alrededor; perfecto encaje a su cintura. 

Contar las -Gracias- al cielo porque el mañana es hoy, y él lo sabe.
Contar con nuestra lluvia.
Contar con nuestro amanecer.
Contar con un mensaje de buenos días.
Contar hasta 79...

Contar con que lea esto y lo atesore.
Para luego preguntarle "¿Te acuerdas cuando... ?"
entonces él se reirá y dirá -Preguntas mucho-.
Y se volverá a hacer el ido y el mudo, y termine siendo tierno, como él sabe.

Y yo sé que me estoy extendiéndo; pero esa parte de mi vida no se acaba, no clausura. A esa parte de mi vida no le basta un sólo posteo.

Y él sabe que me gusta saborear el color de todas las palabras que se atrevió a decir.
Sabe que no nos soltaremos sin desenredarnos.
Sabe que aunque pasemos la página, estamos ahí, en la siguiente, sin estar de más; sabe que sirvió de algo.
Sabe que cada vez que nos despedimos, estamos más cerca.
Sabe que me gusta flotar libremente en sus brazos.

Por si fuera poco, justo a tiempo, él sabe lo que susurraba la canción "Nadie ocupará tu lugar...", y yo también lo sé.

Y como si no fuera mucho, yo sé que no es "tu" ni "mi", y él sabe que es "nuestro", que es unión.

Él sabe quien es, y lo que es.
Yo sólo sé que me gusta tenerlo en mi vida;
Él sabe que es

una parte de mi vida.