Incompleta


     No sé qué escribir, pero sé que tengo que hacerlo. Es cosa mía creer todo lo que dice un libro; bueno, no todo, pero sí algunas cosas, eso puede ser un placer.
     Hasta creerme mis propios ecos, tan por ti y sin nadie, contigo, a la vez.
     Eso también es cosa mía.

     Armando y desarmando los recuerdos.
     Armando y desarmando mis sentimientos; y no necesito alguna razón, aunque si así fuese, me sobrarían muchas, pese a que tengo pocas.

     Estoy aprendiendo a estar así, y no me harto nunca de estar repetida y repetida; en tus manos, en tus ojos, en el silencio de alguna lluvia... o mejor, en el mismo silencio, y en la lluvia.

     Porque es eso...
     Todo se resume en el silencio que provoca la lluvia de una noche blanca, donde se puede hacer mucho sin hacer tanto. Como quedarme encerrada en el instante eterno, en esa noche de luna invisible, dentro de una gota infinita.

     Y no es tanto dejar volar mis sentidos, sino algo como, ¿Un recuerdo? si, un recuerdo, el tuyo, de nuevo; o ese grito que suelto de la mano y no se escucha. Eso que vuela más.

     Y tú, ¿Me pides que cierre los ojos y te deje saber lo que veo? Veo garabatos. Veo atropellos de mi misma; me veo lejos de todo, y lejos de aquí, escuchando alto, y cerca de nada.

Porque me gusta ésta
y todas las lluvias,
para lo que sea. 
Para seguir haciendo garabatos 
de ecos y murmullos 
llenos de nada, 
que suenan como ellos quieren.


   Sin pensar, éste corazón creyó mucho, sin hacer poco, teniendo en cuenta la distancia y la dirección contraria del curso que sonó y quería.

     Ahora... bueno, ahora sólo suenan cuatro palabras, que repito y repito, me envuelvo en eso que encierra una simple nota. Me deleito en ello y en algunos otros susurros que dejaste en mis oídos y acariciaron algún lugar en mí, y se estancaron, puede que allí, en eso que llaman alma, o puede que sea en ese vacío lleno de tormento en mi pecho, o en los espacios largos de mi respiración cuando falta; en fin, también suena mucho tu silencio.


     Mientras suene,
seguiré en él.

Seguiré amando cada lluvia, sea tarde, sea noche.

Seguiré abriendo mis manos, y cerrándolas al saber que no te alcanzan; intentando que no suelten gritos, aunque no se escuchen.

Seguiré encontrándote sin buscarte, buscándote sin encontrarte.

Seguiré dando vueltas en todas direcciones, porque contrarias o no, siempre me arrastran a ese, tu lugar.


     Hablo mucho de seguir... Pero es eso. Mientras pueda, mientras me faltes y mientras no estés, seguiré haciéndome de garabatos ésta vida.

     Mientras esté ...

Seguiré incompleta.