Un mes

Treinta y un días hablando sola, preguntándome si estabas, apaciguando el amor.

Treinta y un días de mi libertad, para dejar de pensar en los martes, para dejar de quejarme de lo anticuada que soy.

Treinta y un días frenando Enero, poniéndonos en pausa y sacando a pasear los perdones.

Treinta y un días confesándole mi amor al cielo, que siempre escucha…

Llevo condenados treinta y un días intentando despejarme tus cejas de los dedos, restándole una hora a mi tiempo
y aun así

no llegas.