En el bosque
Me cambiaste el día, me tocaste el
corazón justo cuando deshacía la maleta. Me detengo de sorpresa y me siento al
lado de mis montones dispersados a la vista de todos. Me digo “no más” pero te
vuelvo a entregar mis letras, mis tardes y mis miedos.
Comprobé que es cierto que la magia
aparece cuando no la buscas y llega cuando no te lo esperas.
Me guardé muchas cosas, todas cursis,
de hecho, y solté muy pocas (para el gusto) preguntas básicas, estuve
intentando llevar este día como cualquier otro, apretándole las tuercas a la
resignación, investigando la definición de la obediencia e inventando una
estrategia para aplicarla donde mejor nos encaje; mientras, soy todo temblor,
levantando las manos para pedirle al cataclismo que no se nos venga encima y me
desencaje de ti y descubra a la niña que disfracé de lobo sólo para correr
cuando apenas preguntes si estoy.
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