V

Que no tiene sentido, ni lógica ni pies ni cabeza, me dicen, que para ganar hay que luchar y no rendirse. ¿Y cómo refutar cuando uno sólo conoce la voluntad de los pies en un desierto que pronto se abrirá? ¿Cómo explicar que ya la soledad dejará de estar sola para darle paso a ríos?
Pero entonces el cielo se desmantela en el mundo, y en mi mundo, sobretodo.

Recuerdo que te pedí una señal de amor, que sé que me amas pero te dije “Dime que me amas”, “Dame una señal” mientras duermo o al despertar, como sea, pero hazlo. Mi corazón no hizo más que esperarte.

Entre mi vivir un poco desorientado, lo hiciste; hubo nieve y hubo tu respuesta simple y pura a la vista, y no existió entonces ni un poco de frío porque estaba junto a ti; me dibujaste sonrisas en la piel y en los pasos… en todo el tiempo que te eché de menos. Solo te pedí una señal de amor, pero ¿cuándo tu amor no sobrepasa expectativas y contenta el alma? 

No saboreé tu existencia en la lluvia, siempre supe tu certeza y tu manera de rociar la ternura, sin embargo quisiste vestir de belleza la gracia – como si hiciera falta- y estabas justo ahí, delante de mí en el suelo, en el símbolo de amor que me pones en el andar y sólo así, como un charquito de agua en el granito en el corazón más perfecto me dijiste “¿Viste? El amor está en todas partes ¿Te acuerdas?”.


Que no tiene sentido, ni lógica ni pies ni cabeza, me dicen, pero justo cuando me rendí es que gané la lucha. ¿Y cómo no dejar hermosear mi rostro cuando ya reconoce tu promesa cumplida? Entonces así, el cielo sólo se desmantela en mi mundo, tu mundo, sobretodo 

¿Te acuerdas?